Folclore, danzas.




Son muy diferentes las causas que ya han mantenido sobreviviendo estos grupos de danzantes, pero quizá la religiosa sea la más importante, aunque en su origen nada tuvieran que ver; de hecho estas danzas deben emparentarse con ritos paganos, siendo en esta cuestión de la procedencia u origen varias las teorías que se enfrentan con mayor fuerza: la idea más generalizada hace unos años era dar a estas danzas un carácter guerrero; su origen sería la derivación de las danzas de espadas, de origen megalítico y significado medicinal o curativo, según M. Schneider. Pero cada vez se impone más la cuestión de atribuirlas cualidades propiciatorias y de fertilidad, emparentándolas de este modo con ritos agrarios ancestrales. En este sentido resulta acertada la idea de Josep Crivillé en la que recuerda cómo los palos o pequeños bastones fueron los primeros instrumentos del hombre para realizar sus tareas de agricultura en las sociedades preagrarias.

En cualquier caso hoy por hoy son tradiciones asentadas generación tras generación en Riaño y en otros pueblos de Cantabria como Liérganes, Valle de Aras, Toranzo o el resto de Trasmiera.



Danza de las Varas.


 Se denomina así a las danzas realizadas con varas, también conocida como Danza de los Arcos Floridos, su origen se remonta a los festejos y romerías de épocas medievales y se relaciona con las antiquísimas procesiones del Corpus, debido al uso del arco decorado con flores y su relación con el Arco del Triunfo, que los danzantes realizan a modo de túnel a la entrada de las iglesias.
 Así lo hacen en Riaño en las fiestas patronales de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque , 15 y 16 de Agosto durante las procesiones.

Para hacerlo usan varas de espino de entre 2,5 y 3 metros adornadas con papeles de seda de colores. Son flexibles y por ello pueden transformarse en aros adornados en manos de los danzantes.

El grupo se compone de un número impar de danzantes, normalmente no menor de siete, con un maestro al frente, además antiguamente les acompañaba el Zorromoco  personaje encargado de mantener el círculo entre el grupo danzante y los espectadores mediante saltos y piruetas. 

Cada moza y mozo toma los extremos de dos varas, uniéndose así con los compañeros y formando un grupo unido con ellas. El grupo puede tomar dos posiciones. Una, en dos filas, estando enlazados todos y con el maestro en el centro, entre los dos primeros de cada fila. En esta posición hacen diversas evoluciones dirigidas por el maestro, formando puentes y pasando por debajo o por encima, por dentro o por fuera de las varas . En la otra, bailan también enlazados entre ellos, salvo el maestro y uno de los primeros. En este caso el maestro, en su mano libre, toma otra vara más corta, no superior a 0,5 metros y adornada igual que las demás. Esta posición permite al grupo, realizar más variedad de movimientos, como colocarse en una fila y dirigidos por el capitán, entrecruzarse los danzantes de la misma. Ejecutan estas evoluciones delante de la imagen de la Virgen o San Roque.

La danza es acompañada con piteros, con gran diversidad de melodías y ritmos.


                               

El paloteo o baile palos.


Etnógrafos e historiadores no se ponen de acuerdo sobre la procedencia de estas danzas. Según
unos tienen en su origen un carácter religioso y se inician con las primeras procesiones del Corpus
Christi, cuya festividad fue instituida por Urbano IV en 1264. Según otros, su origen se remonta a la llegada de los celtas a la Península y las asocian con sus bailes guerreros, manteniendo fuertes conexiones y
similitudes con danzas de armas. Otra teoría afirma que los paloteos son mucho más antiguos y se remontarían a la civilización griega, llegando a la meseta con los Vacceos y cristianizándose con las primeras procesiones del Corpus.
Al igual que la danza de varas el baile es al son del pito y el tambor, en este caso el baile está formado por 8 danzantes que el día de Nuestra Señora, 15 de Agosto, visitan las casas del pueblo ofreciendo "vivas" a cambio de un aguinaldo, este baile lo repiten también durante los dos días de fiesta después de la celebración de la misa, acompañados de fuegos artificiales.


                                

Baile de cintas.

El baile consiste en un grupo de personas, pares y generalmente más de 8. Éstos, se colocan formando una circunferencia, y en el centro de la circunferencia se ubica un mástil con una cantidad de cintas igual a la cantidad de participantes. Las cintas son de determinados colores, según la ocasión. Por ejemplo, las cintas pueden  ser de colores patrios o simplemente ser aleatorios.

Luego, cada participante agarra una cinta, y comienzan a dar vueltas respetando la circunferencia, al compás de la música del pito y el tambor. Al avanzar, cada uno debe pasar por abajo de la cinta del otro, e inmediatamente después dejar pasar al que quiere avanzar en sentido contrario por abajo de la cinta que se acarrea. Debido a ese vaivén, en el mástil se va tejiendo una especie de hilado, generalmente formando alguna variación de colores en especial.  El origen de esta danza, según el sociólogo alemán Dr. Henry Pfister, se remonta a la región de Baviera. Desde el Siglo XIV existe en aquel país un baile conocido como de MAI PFAHL que es interpretado anualmente, durante el mes de mayo, por niños coronados de flores.

Probablemente de ahí haya pasado a los Países Bajos e Inglaterra, en donde se localiza esta danza con el nombre de May Pole que la Enciclopedia Universal se define como: “Árbol o palo alto, adornado de cintas, frutas, flores y otras cosas, que se pone en los pueblos en un lugar público, donde durante el mes de mayo concurren mozos y mozas a divertirse con bailes y otros festejos”. Sus antecedentes son prehistóricos, tiempos en que se atribuía la sensibilidad y espíritu a los objetos, en este caso, se trataba del árbol, al que los hombres adornaban con telas y cintas de colores. Se trata de una danza colectiva que se ejecuta en ronda y en cuyo centro, se levanta un mástil, representado al árbol y los danzantes, prendidos de una de las cintas que de él cuelga, trenzado y destrenzado mediante figuras. A España llegó probablemente durante el reinado de Carlos V (1500-1558) y se le conoció con el nombre de “Danza del cordón”.

 En el libro “Introducción al siglo de oro. Cultura y costumbres del pueblo español de los siglos XVI y XVII” de Ludwing Pfandal, pág 225, se lee:
La danza del cordón la forman dieciséis danzantes, puestos en corro, cada uno de los cuales tenía prendida una cinta de color sujeta por uno de sus extremos a un árbol plantado en medio del corro, adornado con guirnaldas y flores sostenida en alto por un individuo no perteneciente al grupo y moviéndose rítmicamente y haciendo a la vez, figuras caprichosas, dejaban cubierto por completo el árbol con las dieciséis cintas, formando un gracioso adorno y después, cuando sonaba la copla “las cintas están tejidas, volvamos a destejer” comenzaban los danzantes a deshacer el tejido, sin perder el ritmo ni el compás de los movimientos.


                                   

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