Benefactores

En toda la región hubo hombres y mujeres que, dadas sus posibilidades económicas, destinaron fondos para beneficio de sus semejantes en forma de donativos, escuelas, capellanías y otros.

 Riaño no es una excepción a este hecho. También nos encontramos a lo largo de la historia con personas que han ejercido de un modo u otro como benefactores de nuestro pueblo.

Una sucinta relación de algunos sería la que sigue:

Don Pedro Díez del Llano fundó una capellanía con carga de misas por semana sobre sus bienes. En 1762 se decía Patrono un Don Hariban de Llano.

Don  Juan Gomez de Llano Alvear junto a su mujer Doña María de Velasco construyó la capilla de los Santos Juanes en la Parroquial de Riaño dotándola con 500 maravedíes anuales para reparo y ornamento y 1200 maravedíes a la Iglesia de modo perpetuo. Esto consta así en una lápida incompleta que adorna dicha capilla. El citado don Juan fue Procurador General de la Junta de Cesto en 1616. Fué propietario del Palacio del Cagigal.

Doña María Ana de Llano fundó una capellanía colativa con cuatro misas semanales sobre Juro 3000 Ducados en las alcabalas de Laredo en Riaño.

Don Diego del Rebollar (indiano de Cuba) fundó una escuela de niños para uso de los pueblos de Riaño y Hornedo en el Regatillo, de su propiedad era el palacio desaparecido en el barrio de La Maza.

Doña Josefa del Rebollar junto a Don Fernando Díaz fundaron una capellanía.
Doña María de Velasco Castillo funda una capellanía en su capilla inclusa en la iglesia de Riaño y la dota con 50 ducados de renta para tres misas semanales.

Todos los citados son anteriores a la desaparición de la Merindad de Trasmiera como entidad política (1835 aproximadamente) con posterioridad a esta fecha  no podemos olvidarnos de:

Ramón Pelayo de la Torriente.
Don Ramón Pelayo de la Torriente primer Marqués de Valdecilla, ( título concedido en los últimos años de su vida),  construyó las escuelas de Riaño, aún existentes en nuestro pueblo aunque dedicadas actualmente a otras funciones. Este edificio fue levantado en 1922 y según cita el historiador Fermín Sojo y Lomba destinó a tal fin 160.000 pesetas. Presidiendo el cuerpo central del edificio  se encuentra una placa que reza:

 ” EL VECINDARIO DE RIAÑO MUY AGRADECIDO AL EXCMO.S. MARQUÉS DE VALDECILLA GENEROSO DONANTE DE ESTE GRUPO ESCOLA AÑO DE 1922”.




Como uno de los benefactores  actuales podemos citar a Don Ramón Riva López , fallecido hace pocos
años (29-02-2008) impulsor junto a otros de la remodelación y reutilización de las citadas escuelas caídas en desuso durante un tiempo después de haber cesado en su utilización como centro escolar.

 Gran amante de este pueblo y del mundo de los bolos, vayan para él estas palabras que le dedicaba a modo de despedida el ya desaparecido periodista Marcelino Ortiz Tercilla en el Diario Montañés:





“Inesperadamente, cuando preparaba un nuevo viaje a México

donde mantenía sus negocios, falleció en
Santander Ramón Riva 


López. Ramón murió donde quería. Siempre quiso vivir y morir en 


su España, en su Cantabria, en su pueblo de Riaño, después de 


muchos años de emigrante en México, donde su trabajo intenso 


le proporcionó un bienestar que le permitía, además de viajar 


frecuentemente a España, vivir largas temporadas en Santander y 


en Riaño, disfrutando de su merecido descanso.”


“ Ramón fue directivo de la Casa de Cantabria en México durante 

30 años, donde realizó magnífica labor social y a su forma y

manera, sin que su mano derecha conociera lo que hacía con la

izquierda. Silencioso y efectivo.

Presidió la Junta Española de Covadonga del Hospital Español en

México y fue uno de los responsables de muchas visitas a tierras

mexicanas de expediciones bolísticas o de grupos folclóricos de

la región, pero su modestia le apartaba de todo protagonismo.”


Artículo de El Diario Montañés.



Ya en nuestros días tenemos a Antonio Ruiz, riañés emigrado a Venezuela, lugar en el que vive en la actualidad.


Ha participado en la reforma y restauración de los templos de Riaño en varias ocasiones. Así, nos consta su

colaboración en la restauración de la ermita de San Roque, en el barrio de la Lastra, con una donación de

cuatro millones de pesetas en el año 1992. También, poco tiempo después,  en la reforma de la

sacristía de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en el barrio de La Vía .

Todos los años visita a familiares y amigos en su pueblo natal.

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