Fresqueras, el museo de lácteos.



Fresqueras


Los sistemas de refrigeración de alimentos se remontan a antes de 1000 a.C.. A lo largo de la historia antigua, las culturas idearon formas para mantener fríos los alimentos sobre la base de sus climas locales  cuevas, las corrientes frías  y en los manantiales naturales... Antes de que los métodos de enfriamiento se hicieran más precisos en el siglo XIX, la gente solía usar estas maneras creativas. Además, las cosechas eran cronometradas con las estaciones tanto como era posible para evitar que un clima más cálido dañara los alimentos. La matanza se hacía a menudo en el otoño para que la carne se mantuviera en temperaturas más frías. Por esto, el sacrificio se realizaba a veces justo antes de que la comida se consumiera con el fin de mantenerla lo más fresca posible.
Existen  multitud de pequeñas fresqueras naturales y artificiales, llamadas por los  pasiegos renterus. Éstas se construían semisoterradas y aprovechando el afloramiento de un manantial o una corriente de aire frío, su función era conservar la leche y sus derivados hasta su venta o consumo, también en algunos casos se utilizaba para mantener la bebida fría en época de "hierba".


Museo de lácteos


El museo de lácteos es una representación creada por Evaristo Ruiz, vecino de Riaño,  en una cueva muy cercana a las entradas de la Hoyuca pertenecientes al ya citado Sistema de los Cuatro Valles, cerca del barrio de La Vía. En ella reúne diferentes productos derivados de la leche, alimentos tradicionales del pueblo con los que nuestros ancestros se han mantenido generación tras generación y elaborados con métodos artesanales que, sino perdidos, ahora son desconocidos por la mayoría.




Entrada museo de lácteos.











Foto del interior de la cueva.







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